Heredar una casa puede sonar a una bendición. Y en muchos casos lo es. Pero, tras la aparente buena noticia, se esconde una realidad menos romántica: los costos ocultos que llegan con una propiedad heredada pueden convertirse en una carga inesperada si no se está preparado.
En esta entrada, quiero ayudarte a ver con claridad todo lo que implica asumir una herencia inmobiliaria, más allá del valor simbólico o emocional del inmueble.
Más que llaves: llega el mantenimiento
Una propiedad heredada no es solo ladrillos. Viene con obligaciones inmediatas: pagar servicios públicos, cubrir reparaciones básicas, atender el jardín o simplemente mantener la casa en condiciones habitables, aunque nadie viva allí.
Aun cuando el inmueble esté desocupado, tendrás que hacer frente a gastos mensuales que pueden acumularse rápidamente si no hay una estrategia clara. Esto, sumado al posible deterioro por falta de uso, puede hacer que una casa “regalada” termine saliendo costosa.
El camino legal no es gratuito
Aceptar una herencia inmobiliaria requiere pasar por un proceso de sucesión. Este puede ser notarial o judicial, dependiendo del caso. En ambos escenarios, los costos incluyen honorarios legales, registros, trámites ante entidades públicas y, en ocasiones, pagos por la intervención de profesionales en derecho o mediadores.
Todo esto sin contar los retrasos y tensiones que pueden surgir si existen desacuerdos entre herederos. A veces, una herencia divide más de lo que une, especialmente cuando no hay una hoja de ruta clara para repartir el bien.
El impacto silencioso de los impuestos
Uno de los aspectos más desconocidos al heredar una propiedad es el impacto tributario. Aunque en Colombia no existe actualmente un impuesto directo a la herencia, sí debes asumir el predial del inmueble y, en caso de querer venderlo, podrías estar sujeto al impuesto de ganancia ocasional si la propiedad se valoriza desde el momento en que la recibiste.
Además, si decides alquilarla o convertirla en segunda vivienda, es probable que enfrentes tasas más altas o normas más exigentes dependiendo del municipio.
Vender también cuesta
Supongamos que decides vender. Esa decisión también implica nuevos gastos: pagar por una tasación profesional, legalizar títulos, cubrir comisiones de agentes inmobiliarios (que pueden llegar al 5 o 6 % del valor de la venta) y asumir los impuestos de registro y notaría. En algunos casos, incluso debes contratar seguros de título o resolver problemas legales pendientes que el inmueble arrastre desde años atrás.
Entonces, ¿vale la pena heredar una propiedad?
Sí, pero con información. Una propiedad heredada puede ser un activo importante si se administra con visión. Puede convertirse en tu nuevo hogar, en una fuente de ingresos a través del arriendo, o en una venta estratégica que te permita invertir en otro proyecto. Lo importante es entender que recibir una casa no termina con la entrega de las llaves.
Aceptar una herencia sin conocer sus responsabilidades es como recibir una caja cerrada sin saber lo que hay dentro. Lo mejor que puedes hacer es abrirla con cuidado, contar con asesoría profesional y tomar decisiones informadas.